Saludemos hoy a los colores grises
y a la noche aún más triste, que la del patio de un recreo sin risas,
después de la marcha de unos ojos rodeados de rojo
cuando el silencio adopta la forma del canto de un pájaro
entre los árboles de un colegio que ahora no oirán su voz.
Todos los tallos y flores interiores acudiremos
a aliviar y sostener esta ramificación de persona,
único jugador que nos resta en el juego con balón
de quien cambió de equipo hacia el invierno sin pretexto
sobre un dolor de pradera antigua.
Se fue por transparencia y con luz
como los arcos iris sobre la playa
en una tarde a comienzos de primavera
con calor de héroe y con olor a incienso,
agujereando la esponja de nuestras súplicas.
Ahora, de nuevo, los pasos pequeños arrastran las lágrimas
de este a oeste a la niñez de los años que cuidan nuestras flores
y que acarician como seda los pequeños reflejos
de corazones blancos, con dorados destellos,
a los que dedicaremos, como a él, la esperanza de un aire limpio.
A Pablo Funes Olvera, alumno de 2º C de nuestro colegio.
Todos los maestros y maestras, alumnado y AMPA sentimos profundamente tu partida
/AnA GalinDo/